Opinión: No es Necesario Repetir La Historia Racista de Cicero
Varios recortes de periódicos.
Por Rodrigo Anzures-Oyorzabal
El 1 de junio de 2020, muchos residentes de Cicero comenzaron a patrullar las calles de Cicero alegando que estaban protegiendo a nuestros negocios locales contra saqueos.
Tengo amigos que viven en La Villita que dijeron que días antes del 1 de junio, algunas de las personas que afirmaban proteger a los negocios en La Villita se involucraron en ataques racistas contra personas Negras que simplemente estaban en el área en ese momento. Sabiendo esto, salí el 1 de junio para ver si sucedía lo mismo en Cicero. Pronto me di cuenta que si.
Vi grupos de hombres Latinos caminando con ladrillos, bates, palos y otras armas, acosando o atacando a personas Negras en el área. No los vi atacar a personas no-Negras a pesar de que gente de diferentes razas estaban saqueando una tienda.
Desafortunadamente, las tensiones raciales no son nuevas para Cicero. Lo que sucedió el 1 de junio fue solo lo último en décadas de historia de violencia contra personas Negras en Cicero.
En el verano de 1951, Harvey Clark Jr., un hombre Negro que trabajaba como conductor de autobús en Chicago, alquiló un apartamento en Cicero. En ese tiempo, Cicero era una comunidad predominantemente blanca y se la conocía como un "sundown town," un lugar donde era común que personas Negras fueran acosados o agredidos después de la puesta del sol.
Cuando Clark Jr., su esposa y sus hijos pequeños intentaron mudarse a Cicero por primera vez el 8 de junio de 1951, la policía de Cicero acosó a la familia Clark y amenazó con arrestarlos. La familia Clark demandó al Departamento de Policía de Cicero. Un tribunal ordenó a la policía que dejara que los Clarks se mudaran a Cicero y los protegiera de cualquier persona que intentara expulsarlos, como se documenta en el libro de Richard Rothstein, "El color de la ley." Después de obtener la orden judicial, la familia Clark se mudó el 11 de julio de 1951. Los residentes blancos de Cicero formaron una multitud ese mismo día que eventualmente creció hasta 4,000 personas. Tiraron las pertenencias y electrodomésticos de los Clarks por una ventana del tercer piso, prendieron fuego a las pertenencias de los Clarks e intentaron quemar el edificio. Según el libro de Images of America, "Cicero Revisited," una mujer en la escena le dijo a un periodista, "Lo están haciendo exactamente bien. Solo están protegiendo nuestros hogares."
La policía de Cicero no arrestó a nadie esa noche y se llamó a la Guardia Nacional para contener el motín, que duró tres días. Al final de los disturbios, 118 personas fueron arrestadas, pero un gran jurado del condado de Cook no acusó a ninguno de ellos.
En una de las audiencias de la corte, los residentes llevaban medallones con las palabras "Mantengan a Cicero un Lugar Para Gente Blanca." En cambio, el gran jurado acusó a Clark, su agente de bienes raíces, la dueña blanca del edificio que le alquiló y su abogado por incitar a un motín y tratar de reducir el valor de las propiedades, según el libro de Rothstein.
Quince años más tarde, en 1966, Martin Luther King Jr., líder en la lucha por los derechos civiles, y su familia se mudaron a un departamento en North Lawndale y planearon una marcha que entraría a Cicero. King finalmente canceló la marcha.
Ese mismo año, sin embargo, Jerome Huey, un chico de 17 años Negro que vivía en Chicago, vino a Cicero para una entrevista de trabajo. Nunca llegó a casa porque una multitud de adolescentes blancos lo golpeó hasta matarlo con un bate de béisbol cerca de la Laramie y la calle 25.
Algunos activistas de derechos civiles, todavía enojados por el asesinato de Huey, planearon una marcha diferente a Cicero para el 4 de septiembre de 1966.
El Chicago Tribune informó sobre la marcha. Con los padres de Huey al frente, los residentes blancos y Negros marcharon desde North Lawndale hasta Cicero. 3000 policías y miembros de la Guardia Nacional tuvieron que proteger a 250 manifestantes de las multitudes de personas blancas. Las multitudes siguieron la marcha y en la intersección de la calle Cermak y avenida comenzaron a atacar a los manifestantes. Las turbas siguieron a los manifestantes durante el resto de la marcha, arrojándoles piedras, botellas y petardos.
Al año siguiente, 1967, Dr. King volvió a hablar públicamente sobre marchar en Cicero. El periódico Berwyn Life informó sobre algunas de las respuestas republicanas locales. El sheriff del condado de Cook, Joseph Woods, le dijo a una multitud republicana en Berwyn que no planeaba llamar a la Guardia Nacional, pero que podía "llamar a un grupo si fuera necesario." Dijo que podía delegar a los 1000 republicanos en la multitud y que la única forma de "controlar a una multitud" era a través del miedo. "Si disparan, dispararemos de vuelta," dijo.
Los periódicos de la época, como Stickney y Forest View y el Chicago Tribune, informaron que los funcionarios del Town de Cicero alentaron a los residentes de Cicero a quedarse en casa durante las marchas planificadas.
El periodico The Times luego llamaría a Cicero "la comunidad de blancos más hostil en el área de Chicago." En una conferencia de prensa a la que asistieron Stickney Life y Forest View, el Dr. King llamó a Cicero "la Selma del Norte," comparando a Cicero con la ciudad del sur donde la policía y las multitudes de personas blancas mataron a varios activistas de derechos civiles.
Dos décadas después, en 1987, el Town de Cicero estaba en medio de cumplir con un decreto de consentimiento del Departamento de Justicia de los Estados Unidos cuando ocurrió otro ataque por motivos raciales. El decreto de consentimiento se produjo después de que el Departamento de Justicia demandó a la Town de Cicero por discriminar en contra de personas Negras que buscaban vivienda y empleos en Cicero. Según el libro de Norman Blei, residente de Cicero, "Neighborhood," ese mismo año una familia Negra trató de mudarse a Cicero. La gente arrojó botellas llenas de gas y disparos a su casa. El presidente del consejo de Cicero más tarde dijo contentamente que "el área está bien protegido."
Es 2020 y, lamentablemente, estos eventos todavía están sucediendo.
He hablado con mucha gente sobre lo que sucedió el 1 de junio. Algunos piensan que lo que sucedió ese día es diferente de los disturbios raciales del pasado. Dicen que no somos blancos, y los otros disturbios ocurrieron en el "viejo Cicero.”
Pero lo que sucedió el 1 de junio fue una versión moderna de los otros disturbios. La gente usó las mismas armas, ladrillos, bates y botellas, y las víctimas de los ataques eran en su mayoría personas Negras. La violencia del 1 de junio se intensificó en las calles Cicero y Cermak, al igual que durante la marcha de 1966.
La policía de Cicero, pasada y presente, no hizo lo suficiente para detener los ataques. Vi a policías pasar junto a hombres y niños que tenían armas y vi a un oficial de policía saludar a un niño que sostenía un bate de metal en lugar de decirle que se quedara dentro de su casa.
El Town de Cicero ha dicho repetidamente que la violencia del 1 de junio fue causada por "agitadores externos," igual que en 1966. Vi a un oficial de policía gritarle a dos jóvenes Negras que se "regresen a Chicago." Hasta que las mujeres le dijeron que viven en Cicero. El Town de Cicero está enviando un mensaje de que las personas Negras no pertenecen aquí, tal como le dijeron a las familias Negras en décadas anteriores que no pertenecían en Cicero.
A pesar de todo esto, creo que Cicero puede avanzar en una dirección diferente.
Los días posteriores a los ataques, asistí a tres marchas diferentes en Cicero en apoyo de las vidas de las personas Negras. Muchos trabajadores de alcance colaboraron con residentes Negros y Latinx en Chicago y Cicero para negociar treguas y promover la paz en nuestra área. Algunos residentes Latinos no-Negros están hablando con nuestras familias sobre lo que sucedió y tratando de educarlos sobre la historia racista de Cicero. Como residentes de Cicero, debemos seguir haciendo esto y debemos reconocer públicamente el pasado y presente racista de Cicero. Necesitamos memoriales donde ocurrieron los disturbios pasados, en honor a la valentía de la familia Clark, la valentía de los manifestantes por los Derechos Civiles y la tragedia del asesinato de Huey. Necesitamos responsabilizar al gobierno por ignorar las necesidades y la seguridad de los residentes Negros. Si queremos un Cicero más saludable y seguro, debemos proteger a nuestros vecinos Negros.
Rodrigo Anzures-Oyorzabal es un residente de Cicero y estudiante de Northwestern Pritzker School of Law.
Divulgación completa: Anzures-Oyorzabal está relacionado con un cofundador de Cicero Independiente.